Herramientas Para Padres – Julio

¿Volvamos a la Calma?

La pregunta para este tema es ¿cómo gestionamos el tiempo libre de nuestros hijos? Porque pareciera ser que de un tiempo a esta parte ya no es “tan libre”.

Llenamos su agenda y espacios con actividades y objetos  creyendo que a mayor cantidad de experiencias y accesorios van a recibir una mayor estimulación y van a aprender más.

Sin embargo, la creatividad y la imaginación se desarrollan cuando tenemos el tiempo y el espacio para la expresión y el juego libre, dándoles tiempo para poder concentrarse y disfrutar de una actividad, o para transitar entre una y otra. Tiempo para conversar  sobre lo que experimentó, lo que le gustó o no, sobre cómo se sintió.

 “Slow parenting” o crianza más lenta es un término que ha surgido en los medios y que no se trata de ser pasivos o perezosos, sino de ser más tranquilos, pacientes, consientes e ir paso a paso, pasando más tiempo en familia, pero procurando que la actividad principal no sea ir de compras, y tampoco convivir alrededor de dispositivos que no facilitan la interacción, como la televisión; sino a través de actividades verdaderamente interactivas, que además dejen espacio para la inactividad y el descanso de todos.

Busca, también, potenciar el juego espontáneo de los niños, que es aquel que inicia a partir de su propia iniciativa y de su curiosidad por los elementos del medio natural en que se desenvuelven. Esto último para evitar imponer modelos rígidos con contenidos que muchas veces no fomentan el potencial creativo y curioso de la primera infancia.

Finalmente, el Slow Parenting busca que los niños desarrollen la capacidad de hacer frente a la imprevisibilidad del mundo real y aprendan a conocerse a sí mismos desde pequeños.

En otras palabras, procura que los niños reconozcan que la vida cotidiana tiene riesgos, y la forma más adecuada de hacerlo es permitir que los enfrenten. Solo así podrán generen estrategias para detectar sus necesidades, resolver sus problemas y para pedir ayuda de las maneras adecuadas.

Es tiempo para parar entonces y reflexionar… ¿qué podemos hacer como familia y que esté a nuestro alcance para bajar el ritmo de todos en favor de la creatividad y el desarrollo de nuestros hijos? Si a mí hijo le gusta la música: ¿es necesario llenarlo de clases e instrumentos musicales? O más bien le damos el espacio para  que pueda cantar, inventar sus propias canciones y diseñar sus propios instrumentos.

Simplificar para disfrutar: un tiempo en el que no haya obligaciones ni cosas por hacer, ni objetivos que alcanzar, un tiempo juntos donde podamos conectarnos, sentir que nos queremos y simplemente, disfrutar de esa experiencia sin ninguna distracción. Nada más.