A partir de nuestro trabajo anterior, donde identificamos las funciones ejecutivas su definicion e ideas generales. Hoy traemos una serie de juegos y actividades que permiten reforzar los 3 tipos de funciones:
Memoria de trabajo, flexibilidad mental y el autocontrol.
1.- Memoria de trabajo:
- Juegos de mesa y cartas
En estos juegos trabajan su memoria y su capacidad organizativa. Por ejemplo, pueden jugar a emparejar cartas o a combinar piezas y elementos de distintos tamaños y colores.
Los juegos de naipes también los ayudan a ser resolutivos y planificarse bien para conseguir la mano ganadora.
- Juegos sobre emparejar u organizar:
Organizar una serie de elementos a partir de una regla (como el color o el tamaño).
Puzles adaptados al nivel de edad, permite trabajar la memoria de trabajo visual.
Cocinar siguiendo pasos, recordando materiales e implementos. Fortalece, también, esta función.
2.- Flexibilidad Mental:
- Juegos de roles
Es una actividad donde niños y niñas pueden potenciar su capacidad creativa, a través de la simulación de personajes e historias inventadas.
Pueden identificarse con diferentes roles y construir cuentos, películas e incluso espacios totalmente nuevos a través del juego. Es una práctica fantástica para interaccionar con los demás y con el entorno.
Los niños pueden explorar sus ideas, deseos y conflictos en un entorno seguro y divertido.
- Contar una historia
Los niños pueden inventar cuentos y contarlos en clase, plasmarlos sobre el papel a través de dibujos e incluso ayudarse de otros compañeros para dar forma a su historia. Trabajan la organización, la memoria de trabajo y la interacción con el entorno.
También pueden hacer dibujos y crear sus propios libros. Realizando la historia, revisitando los dibujos y repitiendo el proceso, permite que la organización y la elaboración sea mejor.
Contar historias en grupo. Un niño o niña comienzan la historia y cada compañero añade algo nuevo enlazando con lo anterior, o añadiendo un giro. Esto permite trabajar la atención, la memoria de trabajo y el autocontrol.
Que los niños representen las historias que han escrito.
Leer libros, visitar lugares o utilizar vídeo relacionado.
Proveer una variedad amplia de accesorios realistas (ej. kit médicos de juguete).
Permitir que los niños y niñas construyan sus propios accesorios.
Antes de jugar los niños pueden planificar, decidir quiénes van a ser y dibujarlo en un papel. Primero piensan y después actúan, desarrollando de este modo el control inhibitorio.
3.- Autocontrol:
- Actividades físicas
Actividades físicas como las sillas musicales o jugar a pasarse el balón ponen en práctica su capacidad de decisión y su autocontrol.
Hay muchas más opciones de actividades relacionadas con el movimiento. Una de ellas es el juego de Simón. En él, deben reproducir los gestos y las posturas de otra persona al escuchar la frase “Simón dice…”, pero deben estar muy atentos para imitarlos solamente cuando escuchan la frase mágica.
En este juego ponen en práctica la atención y la inhibición de respuesta.
- Rompecabezas y acertijos
La práctica de rompecabezas y acertijos les ayuda a ser cada vez más eficientes resolviendo problemas. Además, practican su memoria de trabajo y ganan seguridad en sí mismos.
- Canciones
La música es un elemento muy útil para hacer que practiquen la coordinación corporal, a través de movimientos y posturas. Al coordinarse con la música, deben bailar muy rápido o muy lento, y practicar la función de inhibición de respuesta.
Las demandas de los juegos basados en canciones, a la vez que se realizan movimientos corporales facilitan el control inhibitorio y la memoria de trabajo.
Permitir el acceso a estructuras para trepar, colgarse, balancearse.
Favorecer el control de la atención con actividades sin movimiento; posturas de yoga, mindfullnes o actividades que requieran una respiración lenta.
Utiliza la música para bailar, primero muy rápido y después muy lento. Juega a congelar el baile, manteniendo la postura que tengan en el momento en que lo indiques
Canciones en grupo, facilitan la utilización de la memoria de trabajo.
Usando estas y otras actividades, potenciaremos las funciones ejecutivas, capacidad que permite canalizar la información, planificar, tomar decisiones y controlar las emociones.
